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Perla Guadalupe Hernández Salcedo: Experiencia en endocrinología avanzada
Perla Guadalupe Hernández Salcedo:

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La endocrinóloga que da claridad con humanismo
14 Octubre 2025 0
14 мин.

Cuando consultamos al médico, a menudo lamentamos que no nos lo cuente todo. O bien no tiene tiempo, o le cuesta explicar los términos con sencillez, o bien actúa por motivos egoístas. Nuestra heroína tiene un don para comunicarse con claridad y eficacia, animando a las personas a asumir una mayor responsabilidad por su salud y a afrontar la verdad con valentía. Perla Guadalupe Hernández Salcedo es una endocrinóloga de Chihuahua que logró transformar su sueño infantil en una misión profesional centrada en la prevención y el tratamiento avanzado. Su filosofía de vida y práctica se fundamenta en un profundo humanismo, donde la mayor satisfacción radica en ver el bienestar y el éxito de sus pacientes. Además, como mujer en posiciones de liderazgo, ha enfrentado y superado retos de género con resiliencia, guiada siempre por la convicción de que la competencia clínica, la integridad y el apoyo entre mujeres son pilares para abrir puertas y generar cambios significativos en la medicina.

Comenzó su trayectoria como endocrinóloga en 2017. ¿Hubo experiencias clínicas, docentes o personales que impulsaron su decisión de dedicarse a esta especialidad?

Mi decisión de estudiar endocrinología la marcaron dos cosas. Primero, de niña, yo misma vivía con la enfermedad de la obesidad. Segundo, en mi familia, toda mi línea materna y paterna vivió y falleció por complicaciones de la diabetes. Por eso, desde muy pequeña, mi sueño fue descubrir la cura contra esta enfermedad. Hoy, que se sabe mucho más sobre la fisiología de la diabetes, sabemos que mucho se puede prevenir y que existen medicamentos muy innovadores, como los análogos duales. Es decir, estamos formando parte de un avance monumental en la medicina. Me siento privilegiada y bendecida de ser endocrinóloga. Desde pequeña he creído en el humanismo, y ver el éxito y el bienestar en cada paciente es, para mí, la mayor satisfacción. 

Perla Guadalupe Hernández Salcedo. Foto de archivo personal.Perla Guadalupe Hernández Salcedo. Foto de archivo personal.

¿Por qué, a su juicio, la menopausia no tiene hoy la visibilidad que debería?

La menopausia sigue rodeada de tabúes y ageísmo. La primera barrera es la falta de investigación científica; apenas se está impulsando la realización de estudios en mujeres en esta etapa, que, aunque es fisiológica, urge un acompañamiento con ciencia y humanismo. La segunda barrera es la falta de actualización del ginecólogo, el endocrinólogo y cualquier médico de primer contacto, ya que la terapia de reemplazo hormonal es satanizada por "todos"; me atrevo a incluir incluso a los oncólogos. Finalmente, esta falta de divulgación hace que muchas mujeres "normalicen" los síntomas, que pueden ser desde leves hasta severos. Además, la conversación pública prioriza la fertilidad y el embarazo, dejando poco espacio para la salud cardiometabólica, ósea y sexual en la segunda mitad de la vida. Recordemos que más de un tercio de nuestra vida lo vamos a vivir en la menopausia; es justo que esta etapa reciba la visibilidad que merece.

Históricamente, la obesidad se ha interpretado como una falla personal; hoy se la reconoce como una enfermedad. Sin embargo, mucha gente aún no lo percibe así. ¿Nos puede explicar por qué es una enfermedad?

La obesidad tiene una fisiopatología demostrable. Está asociada a problemas en el eje hipotálamo-intestino-tejido adiposo, con cambios en hormonas como la leptina y la insulina, lo que deriva en inflamación crónica y ajustes metabólicos que favorecen un mayor peso. Es decir, el tejido adiposo ya es considerado un órgano endocrino que produce hormonas que pueden trabajar a nuestro favor, pero también en nuestra contra. Al proteger siempre el peso más alto, el tejido adiposo produce un daño medible (apnea, enfermedades cardiovasculares). No es un "fallo de voluntad"; es un trastorno crónico y tratable con componentes biológicos, ambientales y sociales. Y aunque como endocrinólogos siempre hemos reconocido a la obesidad como una enfermedad, es ahora cuando contamos con terapias verdaderamente innovadoras. 

Perla Guadalupe Hernández Salcedo. Foto de archivo personal.Perla Guadalupe Hernández Salcedo. Foto de archivo personal.

Respecto a la obesidad, ¿qué cambios en la práctica clínica y en políticas públicas propondría para mejorar su abordaje?

En la práctica clínica, sugeriría un tamizaje rutinario (evaluación de la composición corporal o medición de cintura), el uso de un lenguaje no estigmatizante, metas centradas en la salud —no solo en el peso—, acceso a terapia nutricional estructurada, actividad física prescrita, fármacos basados en evidencia y, cuando proceda, cirugía metabólica. Y, sobre todo, un acompañamiento a largo plazo. En cuanto a las políticas públicas en México, propondría un etiquetado claro y fiscalidad para los productos ultraprocesados, regular la publicidad dirigida a niños, crear entornos escolares saludables y transformar nuestras ciudades en espacios caminables. La cobertura de medicamentos antiobesidad y de nutrición clínica en los sistemas públicos de salud también es crucial.

La tiroides es un órgano muy conocido, pero su función e importancia no son claras para todos. ¿A qué se dedica esta glándula? ¿Cuáles son los signos o síntomas que deberían motivar a una persona a consultar con un médico?

La glándula tiroides es la reina del metabolismo. Esto significa que coordina una gran variedad de funciones en el cuerpo, como la memoria, el pensamiento, el estado de ánimo, los niveles de energía, la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, el crecimiento y la función reproductiva. En resumen, es la gran reguladora del organismo. Aunque no es un órgano vital (es decir, no morimos sin ella), su mal funcionamiento puede provocar síntomas muy incómodos. Si la tiroides trabaja en exceso, se denomina hipertiroidismo (cuyos síntomas incluyen taquicardia, pérdida de peso, temblor, insomnio y cansancio). Si, por el contrario, trabaja de menos, se llama hipotiroidismo (cuyos síntomas son cansancio, aumento de peso o retención de líquidos, caída del cabello y estreñimiento). La aparición de estos síntomas es una señal de alerta que indica la necesidad de acudir a una revisión médica.

¿Recomendaría alguna de las muchas dietas que circulan hoy en día porque brindan el mejor apoyo a la tiroides, o aconsejaría evitar alguna en particular?

Lamentablemente, debo decir que no existe una "dieta mágica". Si bien es cierto que hay alimentos que pueden afectar el funcionamiento de la tiroides, conocidos como alimentos bociógenos, se necesitaría consumir más de un kilo al día durante más de un año para que tuvieran un impacto significativo. En cuanto a la alimentación, creo que el azúcar es lo único que realmente consumimos en grandes cantidades. Por lo tanto, el brócoli, el repollo y la lechuga pueden consumirse con tranquilidad. Sin embargo, lo que sí puedo recomendar es seguir un patrón de alimentación mediterráneo, el cual se caracteriza por su alta densidad nutricional. Esto incluye: suficiente yodo (usando sal yodada), selenio (por ejemplo, 1 o 2 nueces de Brasil al día), y niveles adecuados de zinc y hierro. Es importante evitar las megadosis de yodo y los ayunos extremos. Además, para los pacientes en tratamiento por hipotiroidismo, se debe separar la toma de levotiroxina del consumo de calcio o hierro. 

Perla Guadalupe Hernández Salcedo. Foto de archivo personal.Perla Guadalupe Hernández Salcedo. Foto de archivo personal.

Se promueven muchas “soluciones” rápidas. Ya hemos hablado de las dietas populares, pero también existen las “dietas milagro” y los suplementos no regulados. En el pasado, este tipo de tratamientos con frecuencia han resultado ineficaces e incluso peligrosos. ¿Se preocupan algunos en particular?

Son muchísimos, pero para resumir, aquí está el "top 5":
·  Suplementos con alto contenido de yodo (algas/kelp): pueden precipitar hipertiroidismo o hipotiroidismo.
·  Extractos tiroideos “naturales” no regulados: poseen una potencia variable y conllevan riesgo de sobredosis.
·  Biotina en dosis altas: interfiere con los análisis tiroideos y cardíacos, pudiendo generar resultados falsos.
·  Fármacos milagro o termogénicos: son especialmente peligrosos.
·  Dietas "detox" o extremas (por ejemplo, de 800 kcal) sin supervisión: son ineficaces y conllevan riesgos para la salud.
Estos me preocupan en particular.

¿Cómo maneja el equilibrio entre la colaboración con la industria farmacéutica y la independencia clínica en sus recomendaciones?

No acepto muchas colaboraciones, ya que esa no es mi labor principal; yo vivo de mi consulta médica, de mi práctica en el consultorio de Sierra Alta (hospital Sierra Alta Medical City en Chihuahua). Lo que sí puedo aclarar es que soy speaker; es decir, soy portavoz y me dedico a dar conferencias sobre medicinas innovadoras. Si es a este tipo de colaboraciones a las que te refieres, cuando decido trabajar con alguna empresa, es porque sé que existe una transparencia total en cuanto a conflictos de interés y que las recomendaciones se basan en evidencia científica, no en creencias o experiencias personales. Cuando un fármaco sale a la venta, es importante saber que existen protocolos de estudio llamados ensayos clínicos, que habitualmente constan de cuatro fases. Si no hay ensayos clínicos que lo respalden, no acepto colaborar. Siempre separo la educación de la promoción y aplico el mismo criterio a todos los pacientes: eficacia, seguridad, costo-efectividad y preferencia del paciente.

Ha trabajado en el IMSS y ahora en la práctica privada; ¿qué diferencias clave observa en el manejo del paciente endocrinológico entre ambos ámbitos? 

Es correcto, he trabajado en hospitales como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y conozco el sistema médico desde sus bases. Por ejemplo, en el IMSS hay un enorme volumen de pacientes y protocolos estandarizados, lo cual es excelente para patologías complejas, pero también existen tiempos de espera largos y acceso limitado a algunos fármacos nuevos. El trabajo en equipo es muy complejo; en ese sistema, si cada quien hiciera lo que le corresponde, de verdad se ayudaría a mucha gente. Sin embargo, durante el tiempo que estuve, tuve la sensación de trabajar sola, de que no había equipo ni con los jefes ni con otras especialidades. En cambio, en el ámbito privado hay más tiempo por consulta, flexibilidad terapéutica y acceso a tecnología; no obstante, los costos pueden limitar la continuidad del tratamiento. Aquí formamos un equipo con médicos y pacientes que están alineados con mi forma de trabajar, desde un enfoque empático y humano. Soy muy feliz de ser endocrinóloga; siempre ha sido y será mi pasión. 

Perla Guadalupe Hernández Salcedo. Foto de archivo personal.Perla Guadalupe Hernández Salcedo. Foto de archivo personal.

Como mujer médica en posiciones de liderazgo (tesorera, docente, ponente), ¿qué retos de género ha enfrentado y qué consejo daría a las jóvenes endocrinólogas?

En todas las áreas, incluyendo las no médicas, hay muchos retos: sesgos sutiles en el liderazgo, menor visibilidad en paneles y autorías. Aunque he experimentado el sesgo por ser mujer (intentaron menospreciar mi trabajo), al final del día lo que importa es lo que mis pacientes dicen; eso es lo que da la mejor publicidad de boca en boca. Mi consejo para las endocrinólogas jóvenes es que busquen mentores y redes (mujeres y aliados), negocien con datos (su impacto), pongan límites saludables, documenten sus logros y recuerden: la competencia clínica, la comunicación y la integridad abren puertas. Es importante levantar a otras mujeres: recomiéndalas para hablar, publicar y liderar. Porque, sin duda, a veces la mujer puede ser su propia enemiga; busca ser una amiga y una aliada, suma en lugar de dividir.

Perla Guadalupe Hernández Salcedo:

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